Se presentaba como especialista en libros castellanos, denominándose Librería castellana. En sus folletos-catálogo había historias de España, de sus Indias, de reinos diversos, crónicas de reyes, de ciudades, nobiliarias, eclesiásticas, de Órdenes Militares, libros profesionales para secretarios, embajadores, ministros, militares, de navegación, comercio, genealogías, de monta a la gineta y brida, de caza, historias naturales, y especialmente literatura de todo género: novelas, comedias y poesía, incididendo en Lope de Vega. En fin “libros exquisitos, que no se hallarán en otra parte” subrayaba ufano.
Antes del nombramiento regio eran destacadas sus obras históricas y literarias, como se ha indicado, de autores áureos especialmente. Siempre para consumo, por lo que no empleaba excelente papel ni cuidada tipografía. Estas tiradas eran en octavo y cuarto menor por ser muy de lectura, aunque en las históricas procuraba aunar el interés de los eruditos con la demanda popular. Las tiradas no eran amplias pues buscaba venderla toda.