Visitas regias
San Isidro, gracias a sus milagros, virtudes y humildad, no sólo ha sido celebrado por el pueblo, sino que además ha sido objeto de veneración por numerosos monarcas a lo largo de los siglos. En este post sobre San Isidro no puede faltar un ejemplar de la Real Biblioteca que, aún en su brevedad, da todas las claves de la relación de los sucesivos monarcas con el santo y sus reliquias: Bosquejo histórico de las piadosas visitas hechas por varios Monarcas y Personas Reales, al glorioso cuerpo de San Isidro … , de 1868. (Sig.: V/1522)
Desde el testimonio del rey Alfonso VIII, quien aseguró que San Isidro se le apareció y condujo al ejército en la batalla de las Navas de Tolosa, a Alfonso IX, que pagó cuatrocientos maravedís al alcalde de la villa de Madrid por sacar el cuerpo de santo en rogativa. Desde las repetidas visitas y cultos de los Reyes Católicos hasta Isabel de Portugal, esposa del emperador Carlos I, quien erige la primera ermita del santo en 1528 como agradecimiento por la curación de su hijo, Felipe II, en las aguas del milagroso manantial. Este monarca, años más adelante, es el que pide al Papa Clemente VII la beatificación y canonización del santo. Desde Felipe III, quien de nuevo recupera la salud gracias al santo y asiste a la beatificación el 15 de mayo de 1620 con toda su familia, al propio Felipe V, primer borbón, “que obtuvo de la Santa Sede que el día de San Isidro fuese festivo de precepto en todos los Reinos y Señoríos de España”. Estos y muchos otros monarcas mostraron su devoción compartida por el pueblo.