Oficina pro captivis

La oficina Pro Captivis se  instaló en la propia secretaría particular del rey en las salas de Palacio. Emilio María de Torres, secretario particular del rey, la gestionó contando con personal cualificado y el apoyo incondicional de la Cruz Roja Internacional con sede en Ginebra. En algunos casos fue el propio rey quien se involucró personalmente en la repatriación de heridos y otras labores utilizando para ello sus relaciones personales con los jefes de Estado (Francisco José I, Guillermo II, Jorge V, el zar Nicolás II, el presidente Pointcaré).

 

Pro captivis recurrió a promocionarse a través de eventos culturales con el apoyo de artistas de renombre. El Catálogo de la Exposición de trabajos artísticos hechos por prisioneros de guerra en los campamentos de Alemania y de Austria, visitados por delegados españoles A beneficio de la Cruz Roja Española. Madrid, Imp. Blass, Junio 1919 (RB CAJ/FOLL4/229, 21) muestra una de estas inicativas que contó con el beneplácito de Mariano Benlliure. El folleto incluye una declaración de agradecimiento por la labor humanitaria de Alfonso XIII e incorpora el listado de los delegados españoles en las distintas comisiones y la relación de las obras realizadas por muchos artistas cautivos.

La Secretaría Particular del rey fue también depósito documental y bibliográfico derivado de la Gran Guerra. Un ejemplo: Bibliothèque de la ville de Lyon, Catalogue du fonds de la guerre: contribution a une bibliographie générale de la guerre de 1914- (C 745/11) que incluye ensayos, artículos periodísticos, informes y boletines de prensa y literatura de ficción. En la Real Biblioteca, se creó, además, una sección específica que agrupa las publicaciones menores y periódicas sobre la guerra (C/740 a C/750).

Se conservan algunas crónicas editadas como monografías. Entre ellas, las elaboradas por Sofía Casanova, primera corresponsal del diario ABC en Varsovia y San Petesburgo. Desde allí, envio crónicas bélicas y cubrió la revolución bolchevique. El ejemplar  De la Guerra : Crónicas de Polonia y Rusia, Madrid, R. Velasco, 1916. (VIII/3245), encuadernado en tela blanca, con escudo real, procede de la Secretaría particular de S.M. el Rey  donde se recibió el 19-IV-1917.

De las crónicas del corresponsal germanófilo Francisco Martín Llorente (bajo el seudónimo de Armando Guerra) se conserva De re bellica, Madrid, Blass y Cia., 1916 (VIII/1696) encuadernado en piel roja, con dedicatoria al rey Alfonso XIII; Noticias de la guerra : la fortaleza del débil, Valencia : D. Hugo Brauner, ca. 1916 (RB C 744/18) y Síntesis de la Guerra mundial, Madrid, G. Koehler, 1920-1927 (IX/64-65). Todos ellos proceden de la Secretaría particular de su majestad el Rey.

El elogio a la neutralidad de España fue otra manera de celebrar la postura de la monarquía española. Alfonso XIII y la Guerra: Espejo de neutrales, Madrid, Tipografía de la revista de Archivo, Biblioteca y Museos, 1918 de Victor Espinós Moltó, es una muestra. El ejemplar, encuadernado en piel carmesí, está dedicado por el autor (VIII/10285). Los ecos de la neutralidad se prolongaron en el tiempo: en 1976, Julián Cortés-Cavanillas publicó Alfonso XIII y la Guerra del 14 (VI/B/193) con prólogo de Jose María de Areilza.

Bibliografía adicional:

La actividad desarrollada por la Oficina generó gran cantidad de información documental y gráfica coservadan el AGP, sección: Reinados Alfonso XIII, Asuntos Militares, Guerra Europea y en el Fondo fotográfico del mismo Archivo, Cajas 1-16 que ha sido descrito por Angeles Lázaro Martínez: «Una visión de la Primera Guerra mundial (1914-1918) a través de la agencia gráfica alemana BUFA», Reales Sitios 1999, 36 (139): 64-75 y Reyes Utrera: «Fotografías de la Primera Guerra Mundial en el Archivo General de Palacio» en Angels Casanovas, Jordi Rovira i Port (dirs.), La Gran Guerra en imatges 1914-1918 : Fons de l'Archivo General de Palacio [catálogo], Barcelona, Obra Social Caixa Sabadell, Generalitat de Catalunya, Museu d'Història de Catalunya, D.L. 2008, 119-122 (XXII/415).

Introducción

I Guerra MundialAl estallar la Primera Guerra Mundial en 1914 la opinión pública española se dividió entre quienes apoyaban a los aliados y quienes optaban por los Imperios Centrales.  Alfonso XIII optó por la neutralidad lo que no evitó que la familia real sufriera los efectos de la guerra por su relación familiar con ambas partes ya que las relaciones internacionales estaban basadas en los vínculos dinásticos de los soberanos, cuyo parentesco de sangre funcionaba a nivel privado con repercusiones en los aspectos públicos. La posición germanófila de la reina Maria Cristina estaba justificada por sus lazos familiares (era hermana del archiduque Federico, generalísimo del ejército austro-hungaro y de otros altos cargos militares que lucharon en el frente alemán); por otra parte, dos hermanos y un tío de Victoria Eugenia eran altos mandos del ejército británico.

Para paliar los efectos bélicos y contribuir de manera eficaz a la neutralidad, a iniciativa de Victoria Eugenia,  Alfonso XIII,  creó una oficina para atender las peticiones de soldados, desaparecidos y prisioneros de ambos bandos. La conocida como Oficina Pro Captivis. La documentación de  la Oficina y la bibliografía sobre la guerra se localizan en la biblioteca de Alfonso XIII y en la de la reina, quien respaldó muchas de las acciones humanitarias llevadas a cabo en este momento.