Bibliofilia y nacionalismo : Nueve ensayos sobre coleccionismo y artes contemporáneas del libro

Bibliofilia y nacionalismo : Nueve ensayos sobre coleccionismo y artes contemporáneas del libro / dirigido por María Luisa López-Vidriero ; edición al cuidado de Pablo Andrés Escapa

Salamanca: SEMYR, 2011

Nota preliminar / María Luisa López-Vidriero

El objetivo de la investigación que ha sustentado estos nueve ensayos reunidos en Bibliofilia y nacionalismo fue el de hacer un estudio cultu­ral de la bibliofilia contemporánea planteado como una indagación sobre los comportamientos colectivos e individuales que conducen a editar, publicar y reunir bajo una estética precisa un conjunto bibliográfico. Dentro de determinados movimientos políticos ese elenco se considera sustantivo, como un referente cultural identitario de convenidos supuestos nacionales.

La miscelánea presta una especial atención a la bibliofilia española, que se estudia como parte de un fenómeno social y económico, imbricado en el regionalismo y en el nacionalismo tardodecimonónicos en los que destaca la función de las sociedades bibliófilas como comunidad de inter­pretación y de difusión de los valores literarios y estéticos de esos movi­mientos, y su capacidad para desarrollar una producción bibliográfica singular que trasciende estos límites y se convierte, en el ámbito interna­cional, en un elemento valorado dentro de las categorías del libro de arte» y del «libro de artista». 

Desde el punto de vista de la bibliografía y materialidad del impreso, en estos estudios se analiza la complejidad tipológica de la producción bibliográfica, que responde a los diversos objetivos de la corporación bibliófila: libro facsimilar –recuperación de las fuentes literarias, históricas y tipográficas, directamente vinculada a la vitalidad del movimiento biblio­gráfico y a la efervescencia del hispanismo–, libro de arte y plaquettes cele­bratorias –espacio de conformación de escritores y artistas contemporáneos afines a particulares tradiciones culturales–. En estos análisis se parte del desarrollo de las técnicas de reproducción, aplicación de nuevos procedimientos fotográficos y la recuperación de la tradición artesanal de la imprenta manual, la xilografía y la encuadernación así como de su rendi­miento para estas dos categorías del impreso bibliófilo.

Algunos de estos trabajos recuperan documentalmente y de forma representativa el espectro bibliófilo español y sus conexiones con el hispa­nismo: el archivo y biblioteca de la Real Biblioteca y de la Hispanic Society of America relativos al conde de las Navas y a Huntington, han permitido reconstruir, a través de un robo acaecido en 1905, la complejidad social y el entramado humano en que se movía la bibliofilia y el comercio librero en España y en Europa a principios del siglo XX, además de los problemas que desde el Estado se tuvieron que afrontar para poner coto a la dispersión y el expolio del patrimonio.

Parte de las investigaciones que se incluyen van dirigidas hacia las prácticas y la circulación de «objetos» bibliófilos impresos con el propósito de individualizar ambientes y comunidades que comparten una misma relación con el escrito bibliófilo, una aproximación alejada de la tradicional formulación basada en la historia social que ordena las condiciones cultu­rales a través de un patrón preestablecido de reparto social. 

Generalmente, la bibliofilia española se ha entendido como una actividad erudita y de culto material al libro. En consecuencia, ha producido sobre todo artículos y, en menor medida, estudios históricos de carácter diacrónico y monografías dedicadas a un personaje, centradas en la descrip­ción de sus bibliotecas o de sus colecciones. Esta tradición metodológica, valiosa en su condición de estudios positivistas aportadores de datos preci­sos, ni plantea ni se plantea el establecer los principios teóricos en los que se sustenta un determinado coleccionismo ni se pregunta cuáles son los objetivos que ese coleccionismo quiere alcanzar. 

En los últimos años, sin embargo, la bibliofilia regia y la nobiliaria se han convertido en un campo de investigación preferente, abordado desde la perspectiva de los estudios de la cultura escrita y de la sociología del libro y de la lectura. Estas nuevas aproximaciones han dado como resultado trabajos de referencia en los que la imprescindible reconstrucción de los catálogos de las colecciones pasa de ser la finalidad del trabajo para conver­tirse en expresión del entendimiento de un proceso intelectual de acultu­ración. Sin embargo, en lo que respecta a la bibliofilia contemporánea estos cambios en los estudios se han operado solo de forma puntual y aislada. Basta comparar el diferente desarrollo de dos estudios pioneros, eruditos y llenos de datos –en el ámbito de la bibliofilia real y nobiliaria, el del conde de las Navas en el catálogo de Autores­Historia, y en el de la decimonónica, Bibliofilia romántica española de Sergio Sobolevsky– con esos últimos estudios para constatar la superación de una línea de investigación, valiosa pero sin ningún efecto para la compresión de fenómenos globales.

La laguna bibliográfica es elocuente a la hora de reflejar la estrecha relación que guarda con la falta de estudios y de atención prestada al libro, a la edición y a la lectura de la Edad Contemporánea frente a los dedi­cados a la Edad Media y la Moderna, y, en concreto, al Siglo de Oro. En España, y no es una excepción, el interés por la historia de la cultura escrita contemporánea es aún secundario frente al que suscitan los periodos áulicos. Catálogos, bibliografías y tipobibliografías –desde los incentivados por los premios de la Biblioteca Nacional hasta las líneas de trabajo e investigaciones académicas y universitarias nacionales e internacionales del ámbito hispanista– se han concentrado en el periodo de la imprenta artesanal y, paralelamente, las investigaciones sobre el libro, la lectura y el coleccionismo se han circunscrito, mayoritariamente, a esta cronología. Hay, sin embargo, un evidente y reconocible esfuerzo por superar el desfase. Las historias del libro, de la edición y de la lectura en España de los siglos XIX y XX, han empezado a contar en los últimos diez años con grupos de estudio bien identificados y con monografías que abren otras perspectivas para reconstruir históricamente un periodo de bibliofilia sin apenas archivos editoriales pero con archivos particulares y correspon­dencias privadas que ahora están bien inventariados y reunidos en los depósitos públicos nacionales, si bien dispersos y faltos de un acceso único y normalizado los que están en fundaciones y manos privadas. 

También la mirada de los investigadores se centra en este periodo porque desde el punto de vista de la imprenta y de la puesta en página es este uno de los más interesantes, excepcional en la concepción y produc­ción de impresos de bibliofilia y en el desarrollo de la imprenta privada. Este hecho es tan minoritario en España que las publicaciones fueron objeto de coleccionismo bibliófilo ya en su momento de producción y hoy son cotizadas piezas en el mercado anticuario. El interés sobre cultura escrita en la Edad de Plata se ha alentado a través tanto de exposiciones bien plan­teadas en las que el libro ocupaba un lugar protagonista, como de obras generalistas que han contribuido a difundir su importancia, además de edición o reedición de memorias y de artículos suscitados por coyunturas de otro tipo de efemérides. 

Menos conocida es la actividad de editores e impresores bibliófilos españoles en el extranjero. Esa «España peregrina» que produjo en el exilio –forzado o voluntario– colecciones y revistas de una excepcional factura material sobre una selección de contenidos que buscaban sostener el vínculo cultural arrebatado y establecer uno propio. Excepcionales también son los estudios sobre propuestas tipográficas establecidas desde principios nacionales para fundamentar una materialidad identitaria del impreso. 

Estas nueve reflexiones sobre bibliofilia y nacionalismo se han formado al hilo de un proyecto de investigación del Ministerio de Ciencia e Inves­tigación aprobado en 2008 –«Bibliofilia y nacionalismo: artes del libro en la España contemporánea», presentado a través del CiLengua (Fundación San Millán de la Cogolla)–, y que tenía como núcleo de partida las publicaciones de la Asociación de Bibliófilos de Barcelona.

En El Escorial, un curso de verano de la Universidad Complutense nos permitió ampliar, debatir, identificar nuevos puntos de interés para el estudio. Nos reunimos allí gran parte de los autores e investigadores del proyecto. Cuando empezamos a formar este volumen nos pareció impres­cindible contar con colaboraciones que contextualizasen el fenómeno fuera de España. Barry Taylor y Cristina Misiti abrieron para este volumen una perspectiva internacional del fenómeno. He tenido el privilegio de promover esta investigación, de aprender con las conversaciones de los autores y de contar con un editor amante de la escritura y de los libros.