Por Germán Masid Valiñas

Fue hijo de Mercedes Folch Parellada y de José Gallart Forgas, indiano de origen ampurdanés que estuvo afincado durante casi cincuenta años en Puerto Rico, donde había forjado una considerable fortuna con sus plantaciones de caña de azúcar. La familia era, además, propietaria de una importante compañía naviera cuyos vapores hacían la ruta hacia América Central y América del Sur. Algunos de estos trasatlánticos llevaban nombres de los familiares: Forgas, Miguel Gallart, José Gallart. Este último, de larguísima vida, fue desguazado en 1959, entonces ya bajo el nombre de “Ramón Alonso R.”. Hasta el año 1906 los barcos de la sociedad eran de los más conocidos en los muelles del puerto de Barcelona. Por estos años la naviera ya había dejado de llamarse “Prats y Compañía”, en la que su padre era inspector general y accionista mayoritario, para tomar el de “A. Folch y Cía. S. en C.”, que también daría paso al de “Sociedad Anónima de Navegación Trasatlántica”, que sufriría la liquidación en los primeros años del siglo.

 

Su padre mandó construir en 1895 el palacio de Las Euras (Les Heures), con el deseo de crear una residencia para la familia. La construcción, que recuerda el estilo de los palacios franceses, fue diseñada por el arquitecto August Font, con la colaboración de Piera para el diseño de los jardines. El palacio, adquirido en 1958 por la Diputación de Barcelona, está vinculado actualmente a la Universidad de Barcelona y a la Fundació Bosch i Gimpera. La vida de la familia Gallart transcurrió en esta mansión. En ella se celebraban todos los acontecimientos sociales y familiares. En la capilla del palacio se casó en 1924 José Gallart Folch con Elisea Rubió Balaguer. El matrimonio se estableció en el número 10 de la Rambla de Cataluña, pero pasaba las temporadas de verano en su finca de Las Euras.

Siguiendo la tradición industrial de su familia, José Gallart Folch se titula en 1920 en la Escuela de Ingenieros Industriales de Barcelona, en la misma promoción que otros conocidos ingenieros: Rivière Manen, Rafael Massó Soler y Jaime Clavell, con quien coincidió en varios momentos profesionales de su vida. Comenzó montando un negocio con este último para entrar muy pronto a trabajar en La Hispano-Suiza a propuesta de Damián Mateu. Con la finalidad de formarse para asumir la dirección técnica de la fábrica, entra a trabajar como simple obrero en la factoría de la casa en Barcelona. En 1921 se traslada a Guadalajara para desempeñar un puesto de director técnico en La Hispano, una filial de la casa de Barcelona, y al año siguiente entra definitivamente en La Hispano-Suiza. Desde entonces, su vida profesional estuvo siempre ligada a los cargos directivos de la prestigiosa fábrica de automóviles. Cuatro de los miembros directivos que formaban parte de La Hispano-Suiza pasaron en los años cuarenta a integrarse en la Asociación de Bibliófilos de Barcelona: Miguel Mateu, Jaime Clavell, Luis Birkigt y José Gallart.

Al describir la restauración del palacio de Las Euras en los años cuarenta, el bibliófilo narra una serie de anécdotas sobre la adquisición de pinturas para su decoración: en su colección había obras de Alenza, de Madrazo y algún apunte de Sorolla; Retrato de doña María Reina de Bohemia y emperatriz de Austria, de Velázquez, y Una mujer llorando, de Esquivel. Los dos últimos habían sido adquiridos en el Rastro madrileño; en la compra del segundo hizo de intermediario el librero Pedro Vindel, a quien el industrial visitaba frecuentemente en sus viajes a Madrid. José Gallart fue un asiduo visitante del Rastro desde los tiempos en que, dirigiendo La Hispano de Guadalajara, pasaba los fines de semana en el Hotel Ritz de Madrid. El cuadro Santa Magdalena penitente, que también había sido comprado en el Rastro madrileño por 8.000 pesetas, fue a parar a la colección de José Sala Ardiz, conjunto que a su vez fue donado al Monasterio de Montserrat. Sobre esta obra hay fundadas dudas sobre la autoría atribuida a El Greco. También cita el cuadro encargado por la madre del bibliófilo al pintor Juan Llimona, obra que se encontraba ya entonces en el Museo de Arte Moderno de Barcelona, hoy MNAC. 
Sabemos más del José Gallart como coleccionista de pintura que del coleccionista de libros. Se tiene noticia de tres obras en la bibliografía de este bibliófilo: es autor de un libro, relacionado con su profesión de ingeniero, La industria del automóvil en España (Barcelona, I. C. Plauber, 1924); Mis memorias (1971), en las que cuenta sus orígenes familiares, su trayectoria profesional, su actuación durante la guerra civil, con algunas páginas dedicadas a su colección de pintura, una de cuyas piezas le inspiró el libro El espíritu y la técnica de “El Greco”. Con un estudio de la figura de La Magdalena en la obra del artista (José Porter, 1946), que es una de tantas coediciones que publicaron en la época algunos bibliófilos con el editor y librero José Porter. La edición, de 250 ejemplares, es la única actividad que se le conoce como miembro de una sociedad de bibliofilia.

Además de suscriptor de la Sociedad de Bibliófilos Españoles, fue uno de los cincuenta miembros fundadores de la ABB. Su permanencia en la institución fue corta, desvinculándose voluntariamente el 12 de marzo de 1946. Desde entonces el número 19 lleva más de sesenta y cinco años vinculado a la familia del industrial Pedro Masaveu Masaveu y sus herederos: Pedro Masaveu Peterson, Cristina Masaveu Peterson y Fernando Masaveu Herrero, socio actual inscrito con el número 19.5.

Fuentes y Bibliografía:

Gallart Folch, José: Mis memorias. Barcelona, 1971.
Referencias hemerográficas de La Vanguardia.
Puig Rovira, Francesc X.: “Els membres de l’Associació de Bibliòfils de Barcelona. Relació històrica”, Anuario de la Asociación de Bibliófilos de Barcelona. 2009-2010. Barcelona, 2011.