A Joaquín Ibáñez García, chantre de Teruel, perteneció el ejemplar de los Epigrammata de Marcial impreso por Aldo en diciembre de 1501 [7]. El sello empleado por el deán como marca de propiedad [enlace imagen ex libris], motivo de confusión durante años con un supuesto anagrama de Mayans y Siscar, ha podido ser identificado con motivo de la catalogación del fondo documental generado por la propia biblioteca desde la segunda década del xix hasta los años cuarenta del siglo pasado. El estudio de este fondo (distinguido con la signatura ARB en el catálogo de la Real Biblioteca), combinado con la documentación conservada en el Archivo General de Palacio, ha resuelto algunas procedencias y revelado responsabilidades notables, hasta ahora poco alegadas, del propio personal de la Real Biblioteca al servicio, fundamentalmente, de Carlos IV. La que fuera librería del deán de Teruel, formada en gran medida durante su estancia en Roma primero como pretendiente de la Dataría y luego como secretario de la Embajada del Reino de Nápoles, se recibió un 2 de junio de 1788, en Aranjuez. Destinada al entonces príncipe Carlos, su precio, alcanzó los 81.705 reales de vellón. De los más de mil ochocientos libros que formaban la biblioteca del deán, este Marcial es la única obra impresa por Aldo Manuzio. Véase Avisos 64 y Avisos 66.