De los tres ejemplares aldinos que pueden adscribirse a la librería del conde de Gondomar, hay uno que, con la reencuadernación a la que se vio sometido en la Real Biblioteca, perdió el antiguo ex libris que lo vinculaba a la casa del Sol de Valladolid [10]. Los otros dos [8, 15], a pesar de la nueva encuadernación, mantuvieron la antigua marca topográfica («Sal. 3ª, est. 1, cax. 4º») y la unidad material que ya tenían en la biblioteca del conde en Valladolid, tal como refleja el asiento del Índice de su librería fechado en 1623: «Gregorii Nazianzeni, De rebus suis carmina. Accedit Nonnii Panopolitani, Parpharasis. 4º Graece tantum» (BN Ms 13593, fol. 11r). Es razonable pensar que el ejemplar de las Tragedias de Sófocles carente del ex libris vallisoletano también fue propiedad del conde. Un ejemplar correspondiente a la edición veneciana de 1502 aparece citado en el Índice de 1623 en la misma página y adscrito a la misma materia que los dos ejemplares inequívocos: «Libros de poesía». Por lo demás, no hay otro representante de esta edición aldina en la Real Biblioteca que pudiera hacer menos segura la procedencia. El estilo de la encuadernación del ejemplar corresponde al que se usó en un primer momento en el Taller del Juego de Pelota, en un periodo casi inmediato a la recepción de los libros en el Palacio Real (1806-1808). Para preservar la unidad del volumen facticio, se dejó incluso una anotación para el encuadernador –que insertó como hoja de guarda– donde se copió el texto que debía figurar en el tejuelo, incluidas las barras que indican la distribución de líneas: «Greg Nazianz. Carmina – Nonni Panopolitani paraphrasis – Gr. –»