El incipit suele ir en tinta roja, bien impreso bien escrito a mano por el rubricador, aunque pronto empieza a aparecer también en tinta negra como el resto del texto y se usan otros métodos para resaltarlo, como mayúsculas o tipos de mayor tamaño.
Era la forma más habitual de comenzar la obra. La práctica se mantiene aún cuando la primera hoja esté en blanco o se consigne en ella únicamente el título. Esta tendencia se mantiene durante todo el periodo incunable; la aparición de auténticas portadas convierte en superfluo este uso.
I/14:
Incipit en rojo y texto negro en f.1r., se menciona el título pero el nombre del autor no aparece hasta la línea 22.
I/169:
Comienza el libro con una dedicatoria pero sigue la misma puesta en página: incipit rojo y texto negro.
I/5 y I/8:
Incipit negro que se resalta por el uso de mayúsculas.